miércoles, 22 de febrero de 2012

El RAYO DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE BERLÍN 1936

 "Cuando volví a mi país natal de los JJOO de Berlín, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la parte de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente ( Roosevelt)".

Son las palabras del cuádruple campeón olímpico, el norteamericano Jesse Owens. El atleta que brilló y asombró en los Juegos Olímpicos Berlín 1936. Los Juegos de Hitler. El Führer creyó que era la ocasión perfecta para demostrarle al mundo la superioridad de la raza aria.



Sus ojos vieron otra cosa. Un afroamericano, Jesse Owens, deslumbrando a los 110.000 espectadores del estadio Grünewald. Consiguió cuatro medallas de oro, y  batió tres récords: en salto de longitud, con un vuelo de 8,2 metros; en 200 metros lisos en 21 segundos;  y como integrante del equipo estadounidense de relevos 4 por 100 metros. La cuarta medalla la obtuvo en los 100 metros lisos, en 10,3segundos.

Con 23 años, demostró al mundo que el deporte esta por encima de la raza, política y nacionalidad. No solo rompió barreras deportivas, también barreras ideológicas. La relación de amistad, con el atleta alemán, Lutz Long, “Podría fundir todas las copas y todas las medallas que he ganado, que no valdrían tanto como la amistad de 24 quilates que tuve con Lutz Long en aquellos momentos”. Lutz, murió en la Segunda Guerra Mundial, mientras combatía con el ejército alemán. Y su amigo Owens se hizo cargo de la educación de su hijo.


Cuando James Cleveland Owens regresa a su país natal, nada cambió. Estados Unidos estaba inmerso en el segregacionismo racial, volvió a la vida restringida. ¿James Cleveland? Este es el verdadero nombre de Jesse Owens, os cuento la historia. James, nació en Alabama, el 12 de septiembre de 1913.  Poco después se mudo a Ohio, donde empezó en una escuela nueva. Cuando la maestra le preguntó por su nombre, pronunció JC, pero le entendió mal y le llamó Jesse. A partir de aquí, se quedo con este nombre. Pero no es su único apodo, muchos le calificaron como “Dios del Estadio”, “Antílope de ébano” y “Huracán negro”.

Jesse se despidió del amateurismo pocos días después de la Olimpiada en Berlín. Nadie le daba trabajo y se ganó la vida de muchas formas. Aceptó correr contra caballos, siempre vencía a los caballos. También fue botones en el hotel Waldorf, animador de espectáculos y profesor de atletismo, entre muchas otras cosas.
A la edad de sesenta y seis años y víctima de un cáncer de  pulmón, nos dejó Owens.  El hombre que marcó unos Juegos Olímpicos. El Atleta negro que conquistó cuatro medallas de oro.

La Olimpiada verdadera es la vida interior de cada uno. La vida, en sí, es una Olimpiada, donde luchamos cada día por mejorar nuestras marcas. Cada uno debe encontrar su propio camino, abrirlo y avanzar valerosamente. Así podremos lograr una victoria para siempre”.





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